Importante
Lee lo siguiente de la manera más concentrada posible. Imagina cada cosa lo más que puedas, trata de sentirlo y, sólo así, entenderás el fin del siguiente escrito.
Imáginate una manzana.
Imagina que es del tamaño preciso, que encaja perfectamente en una mano y con lo suficiente como para comérsela.
Imagina que es una de aquellas muy suculentas y jugosas.
Imagina que es color rojizo, similar al guinda con algunas pequeñas zonas donde el color se hace más ténue.
Imagina que la cáscara es muy brillante, que la luz del sol rebota en ella a modo casi espectacular.
Imagina que de la parte superior de ella sale un pequeño tallo con la, muy rara, presencia de una hoja pequeña.
Imagina que al morderla, tu boca se sacia con lo jugosa de aquella, llenándote de placer al darle cada mordisco.
Imagina que le das una segunda mordida.
Imagina que le das una tercera mordida, y una cuarta y una quinta...
Imagina que su sabor es incomparable con la mejor de las manzanas que hayas comido antes en tu vida.
Imagina que a cada mordida, no esperas el momento en el que puedas terminar de saborearlo lentamente, comerte el pedazo mordido y así continuar con la siguiente mordida.
Imagina todo eso.
Vuelve a leer nuevamente todo hasta aquí y continúa.
(...)
(...)
(...)
(...)
La experiencia con el comerte la manzana, saborearla y disfrutar cada mordida puede haber sido muy placentera. ¿Pero hasta que punto? La idea general (fruto de todas las otras pequeñas complementarias) debió de haber sido muy bien representada por ti mismo en tu imaginación.
Ahora date con que, mientras leías muy concentradamente lo anterior y diste con esa idea general, fuiste presa de... ¡una manzana! Estuviste en un estado de subyugación hedonista no por una cosa en concreto, sino sólo por una idea. Y no cualquier idea, sino ¡tu propia idea!
Y es que a veces nos dejamos guiar por nuestros instintos y placeres sin darnos con que en realidad lo único a lo que vamos a parar es a nuestra total dependencia de lo que en realidad es solo una idea. No es que se pretenda serlo de una cosa en concreto, pero el objetivo del presente no era más que demostrarte a ti mismo que algo tan cotidiano o simple te desprende de lo que uno podría llamar "el estar conciente-de", dejándote llevar por caminos que sólo llevarán a una efímera satisfacción de lo creado por uno mismo.
Este fue solo un escrito nacido del interés de su propio resultado, si resultó contigo hásmelo saber.
"mira a tu alrededor... ¡la belleza del simbolismo por todas partes!"
Ü-mr
lunes, 20 de octubre de 2008
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